Alieto Aldo Guadagni
Contradicciones de la globalización
Oportunidades, desafíos y amenazas que enfrenta la Argentina del siglo XXI
Buenos Aires, Siglo XXI, 2004, 215 páginas
Por Marcelo Gullo
En esta obra, Alieto Guadagni analiza el contexto internacional y luego evalúa la situación particular de la Argentina en dicho escenario. Intenta Guadagni identificar y analizar las cuestiones económicas y políticas más relevantes del mundo actual. Busca, el autor, “ordenar y vincular ciertos factores presentes en el escenario internacional, para ayudar a construir un juicio de realidad acerca del contenido y el sentido de algunos de los cambios esenciales que se están produciendo en el mundo y brindar algunas pistas y señales que ayuden a recorrer el camino de adaptación a esas transformaciones, aprovechando sus oportunidades y soslayando sus contrariedades y amenazas”. En el curso de la obra se destaca que la creciente integración económica entre las naciones no es un hecho histórico novedoso, dado que la actual globalización podría ser vista como la renovación de la tendencia integradora que surge en la segunda mitad del siglo XIX y concluye cuando comienza la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, el proceso interrumpido en 1914 fue más coherente que la globalización contemporánea, con una mejor asignación en los recursos productivos y una más eficiente y equitativa división del trabajo. Los mercados laborales en el mundo estaban mucho más integrados en el año 1900 que en el 2000 y el comercio internacional de bienes mucho más libre, abierto y sin restricciones durante el proceso interrumpido en 1914 que en el escenario de la actual globalización.
En el marco de la actual globalización –sostiene Guadagni– los países asiáticos han sabido comprender y aprovechar mejor que el resto de los países del mundo el hecho de que se está gestando un trascendental cambio de liderazgo económico mundial. Un liderazgo que, según el autor, pasará por primera vez en los últimos quinientos años de Occidente a Oriente, siendo la región Asia–Pacífico aquella que tenderá a convertirse, en los tiempos por venir, en aquella “fábrica mundial” que otrora fueran Europa y los Estados Unidos.
¿Cuáles son las oportunidades –se pregunta Guadagni– que este mundo actual ofrece a los países de América Latina en general y a la Argentina en particular? La respuesta del autor es categórica: a nuestra región no le es posible competir con los Estados Unidos por los negocios generados por las nuevas tecnologías de punta, ni con los países del Asia–Pacífico en la elaboración de productos industriales. En consecuencia, y según su particular modo de pensar, Guadagni concluye que a América Latina en general, y a la Argentina en particular, le queda como único papel posible ser el gran proveedor de materias primas y alimentos al mundo global. “¿Quién alguna vez no escuchó decir, o dijo, lo siguiente? Tenemos que dejar de vender cuero a Italia para que con ese cuero los italianos hagan los zapatos que venden en todo el mundo a precio de oro. Lo que tenemos que hacer es usar nuestro cuero para fabricar nosotros mismos los zapatos. El razonamiento parece de una lógica irrefutable pero adolece de un inconveniente. Sucede que en el supuesto que se produjeran aquí zapatos de un nivel de diseño y calidad equivalente a los que se producen en Italia, es aún menos probable que quienes, por dar un ejemplo, pagan cientos, y hasta miles de dólares, por un par de zapatos italianos vayan a dejar de hacerlo para adquirir zapatos argentinos, aún cuando su precio fuera menor al de los italianos que están habituados a comprar”.
La Argentina –bajo la particular óptica de Guadagni– debe conformarse con exportar eficientemente cueros y sus numerosas materias primas. Cabe destacar que si este razonamiento de Guadagni fuese absolutamente correcto, los japoneses nunca hubieran podido desafiar a los suizos –y luego desplazarlos del mercado internacional– en la fabricación de relojes, ni a los alemanes en la fabricación de máquinas fotográficas, ni a los estadounidenses en la fabricación de automóviles. Tampoco los chilenos hubieran podido conquistar jamás la interesante “tajada” del mercado neoyorquino de vinos –acostumbrado a los excelentes vinos franceses e italianos–, si alguna vez no se hubiesen atrevido a intentarlo. De igual modo, los australianos hubieran tenido que conformarse con exportar “uvas frescas” a Londres en lugar de vinos elaborados en su propia tierra, como actualmente hacen. Todo esto, sin olvidar que Brasil –cuyos cueros crudos y los calzados con él fabricados son de calidad habitualmente inferior a los argentinos– nunca se hubiese convertido en un importante exportador de zapatos a nivel mundial.
La idea de Guadagni, en síntesis, consiste en una especie de aceptación del viejo y pasado modelo primario, como llave del nuevo futuro por venir.
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