El verano es momento de descansar pero además es un gran momento para pensar y repensarse. Esa meta cognición que permite un proceso de revisión del camino pasado y la posibilidad de planificar lo que viene. Estar preparado para la incertidumbre es el gran desafío. Es inevitable construir modelos mentales basados en experiencias y legados del pasado, de alguna manera eso es lo que nos permite reaccionar rápidamente y sobrevivir a las contingencias diarias. Lo importante es poder tener un momento de “contemplación” para poner en duda todos los “saberes absolutos” que nos impiden movernos con libertad.
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