Políticas Sociales: Antecedentes Históricos

Política Social en Latinoamérica: Antecedentes Históricos y Situación Analítica Actual Puede identificarse a la historia económica reciente con dos hechos que representaron puntos de inflexión en la forma de concebir a la política social. El primero fue el proceso que se desarrollara durante la década del ´80 y ´90, y que tiene como documento formalizador al llamado Consenso de Washington. El segundo es el representado por el documento “Objetivos de Desarrollo del Milenio”, basado en las ideas fuerza de la “Declaración de los Derechos Humanos” y formalizadas primero en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social (1995), para luego cimentarlas en la Cumbre del Milenio. Las ideas del Consenso de Washington se desarrollaron en el ámbito de un mundo signado por políticas contractivas, que impulsaban a los gobiernos a tener menos margen en las elecciones de hacia dónde se dirigirían los recursos. El cambio de rumbo sobre la formulación de políticas sociales se ve de forma incipiente en Latinoamérica, hacia mediados de la década del ´90 y con una fuerte presencia del año 2000 a esta parte. Es en ese ámbito en donde se planifican y ejecutan diversos programas de características universales de combate a la pobreza lanzados en pos de cumplir lo acordado en la declaración del milenio. Dichas políticas adquieren el carácter de universal cuando se construyen bajo una base conceptual tripartita que incluye el enfoque de la equidad, el enfoque de los derechos y el enfoque de las capacidades. La nueva concepción de política social representa el punto de inflexión sobre la formulación, ejecución y control de dichas políticas, cambiando el posicionamiento del hombre y revalorizándolo, no solamente atendiendo su bienestar económico sino, además, sus múltiples facetas. En esta instancia, Estado debe ser el impulsor de la construcción colectiva y la participación de la comunidad. Propiciando el establecimiento de una nueva ciudadanía que ponga en valor los derechos sociales culturales y económicos. Así, se pone en marcha la retroalimentación más virtuosa que pueda darse en la acción de un gobierno, la determinación de un camino impulsado por la participación ciudadana.

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